En el futuro, las empresas enfrentarán un contexto de “permacrisis”, lo que exigirá directivos con habilidades clave, muchas de las cuales ya son necesarias hoy en día, pero se intensificarán en los próximos años. La capacidad de adaptación y la gestión de la incertidumbre serán fundamentales, así como el manejo de un entorno cada vez más digital y automatizado.
Los trabajos manuales y cognitivos básicos disminuirán, mientras que aumentará la demanda de habilidades tecnológicas, emocionales y cognitivas avanzadas. Los directivos deben aportar valor que las máquinas no puedan, operar en entornos digitales y adaptarse continuamente a nuevas formas de trabajo. Según el Foro Económico Mundial, se espera que la tecnología genere más empleos de los que destruye, pero es crucial la capacitación constante.
Además, las cualidades como el pensamiento crítico, la resiliencia, la flexibilidad y la autogestión serán esenciales. Los líderes más valorados serán aquellos capaces de gestionar la incertidumbre, tener visión global y ser empáticos, íntegros y con propósito. La transición hacia el futuro laboral requerirá colaboración entre empresas, sistemas educativos y los mismos individuos para adaptarse a las nuevas demandas.